Soy Arnaldo Canales B. y nací en Santiago de Chile el año 73 en la actualidad tengo 48 años y quiero contarte muy brevemente mi historia: nací en una familia disfuncional donde los vínculos afectivos nunca estuvieron fuertemente potenciados, mi padre que de sus propias carencias no generó vínculo afectivo conmigo y mi madre que sufrió de una triste enfermedad como el alcoholismo desde que nací hasta los 13 años.

Siempre viví en este entorno que afectó aspectos importantes de mi vida de niño. A los nueve años encontré la familia que elegí, hoy es la agrupación juvenil más grande del mundo como son los scout. Ahí aprendí todas aquellas habilidades socio emocionales que no tenía presente en la escuela en la familia y en el entorno en que me desenvolvía a través de la corporalidad, la creatividad, el carácter, la sociabilidad, la espiritualidad, y la afectividad como objetivos básicos de este desarrollo integral, pero sobre todo aprendí lo que significaba la Educación Emocional.
A los 18 años y por cosas del destino tuve la suerte de irme a vivir a Suecia Estocolmo fue un año de aprendizaje y también de un autoexilio dada por las condiciones que tristemente no encontraba en Chile y que en un país desarrollado quizá podría tener. Sin embargo, mi corazón me decía que debía volver a mi país y a los 23 años volví a Chile para intentar que la vida me resultará. Para subsistir asumí roles y trabajos precarios viviendo el día día con el fin que las cosas se dieran. En el año 97 encontré trabajo en una casa comercial y al cabo de seis años logré ser gerente de uno de los retail más importantes de Chile, pensando que había tenido mucha suerte y aún sin entender lo que me depararía el destino, fui reclutado por el mayor retail de América latina pero solamente dure dos años porque no me adapte a la cultura organizacional y fui despedido el año 2016.
En ese momento tuve consciencia que mi vida cambiaría de rumbo y movido por el deseo de cambiar los estilos de liderazgo para Chile y América Latina descubro mi real objetivo en la vida trabajar para construir una mejor sociedad.

Y fue así que, con mucho sacrificio, con muchos tropiezos y con las dificultades propia de quedar sin trabajo con dos hijos y una familia, tomé el mayor de los riegos que una persona puede tomar que es dedicar toda mi vida al trabajo social. Creo la fundación Liderazgo Chile y el resto de mi vida es consecuencia de este momento.
Mi sueño y anhelo de cambiar cambiar la sociedad a través de la educación emocional se convierte en mi motor y en mi realidad, es ahí cuando en el año 2019 logramos impulsar el proyecto de Ley de Educación Emocional en el parlamento chileno.
Hoy Fundación Liderazgo Chile ha logrado constituirse como en uno de los mayores referentes en Educación Emocional de América latina, facilitando el acceso al conocimiento, transformando vidas, apoyando al crecimiento y bienestar de otros en resumidas palabras construyendo una mejor sociedad a través de la Educación Emocional.

El trabajo, La convicción, la perseverancia, la capacidad de ser Resiliente día a día tiene frutos y eso no se escribe desde la teoría, se escribe desde la práctica viviendo y aprendiendo cada etapa de la vida por más triste o más compleja que sea.
Mi propósito no tiene un destino final, deseo seguir impactando a otros desde mi experiencia, desde mis actos, e incluso con las sombras y las luces que tenemos todos los seres humanos.

No tengo la verdad absoluta, ni recetas mágicas, solo espero que a través de mi camino puedan reconocerse y que cada uno de ustedes pueda escribir su propia historia, comprendiendo que para ser un buen líder debemos ser muy buenas personas.