EMOCIONES ESTÉTICAS: LAS EMOCIONES DE LAS ARTES
Emociones Estéticas: Las Emociones de las Artes
¿Qué son estas emociones? Desconocidas para muchos… Es la experiencia emocional ante la belleza, aquello que nace de la sensibilidad, fruto de la conexión con lo que se está observando o en algunos casos, sintiendo en otros y que produce en la mayoría de los casos emociones facilitadoras así como también emociones obstaculizadoras. Para Rafael Bisquerra, desde un punto de vista psicológico, es la reacción que se puede experimentar ante ciertos acontecimientos en la vida de las personas, como un descubrimiento científico, una victoria deportiva, un trabajo bien hecho o una experiencia religiosa puede tener las mismas características que las emociones estéticas. El misterio principal está para él, en comprender cómo y en qué condiciones se puede despertar una emoción a través de manifestaciones artísticas, científicas o profesionales.
Las emociones estéticas están ligadas al instinto del conocimiento y su satisfacción se percibe emocionalmente. Estas emociones se expresan a través del lenguaje ya que son tan intensas y profundas que deben ser comunicadas, gestionadas y reguladas. Cuando observas o escuchas una obra de arte que te provoca alguna emoción se liberan unos neurotransmisores del placer (dopaminas, serotonina, noradrenalinas entre otros) que también son los neurotransmisores que facilitan el aprendizaje y la memoria. . El arte impulsa estas emociones, el problema está en nuestra cultura occidental la cual reprime las emociones y nos reafirma que continuamos siendo analfabetos emocionales.
¿Cuándo afloran las emociones estéticas? Es tan simple y cotidiano como por ejemplo; ir caminando por la playa y coincidir con una puesta de sol, adentrarte a un bosque y observar su entorno, con la naturaleza, una obra de arte, una canción, incluso a través de la danza, en resumen las emociones estéticas aparecen frente a todo tipo de belleza que nos rodea en distintos momentos y situaciones de nuestras vidas. Por esto que el ámbito educativo se considere como uno de los mejores contextos para iniciar a relacionarnos con ellas.
Las emociones estéticas y la educación
Al preguntar a los padres que materias consideran las más importantes dentro del contexto escolar, la respuesta en la mayoría de los casos es la misma: Lenguaje, matemática, ciencias e historia, quedando en segundo plano asignaturas como artes, música o tecnología, desconociendo así que estas materias se convertirían en el principal vehículo de estas emociones desde una perspectiva vivencial, que a su vez ejercerían como una forma de motivar para el aprendizaje. Por esto, mi convicción y lucha de la importancia que la educación emocional se considere como un tema transversal que debería integrarse en el currículo, comenzando desde la primera infancia.
Cuando los niños son pequeños, los responsables de acercarlos a estas emociones son los padres, y una vez que ingresan al sistema escolar ese rol lo toman los educadores y docentes, vinculando a los niños con experiencias sensibles como imágenes, movimiento, dibujos, cuentos y la magia, lo importante será que cada niño pueda detenerse en estas experiencias y apreciar la belleza en ellos. Una práctica que se recomienda es dejar la sala de clases y ofrecer la oportunidad de visitar espacios al aire libre; parques, museos, asistir a obras de teatros, entre otras actividades. Estas experiencias de vida estéticas humanizan, ponen en contacto a los niños con lo sensible, lo emotivo, el mundo simbólico, de la representación, del arte, del juego, esto para los niños y los adultos es participar de tiempos “especiales”, porque son experiencias que transcurre en un tiempo que se diferencia de lo cotidiano.
Un desafío para la educación debería ser incorporar las emociones estéticas, es decir, dar a conocer a los alumnos este tipo de emociones no sólo a nivel teórico, sino práctico a través de la introducción de situaciones que favorezcan experiencias emocionales de carácter estético. Es decir, aprender a emocionarse y disfrutar de ello, como señala Bisquerra.
Como padres, el desafío no es menor, pero a la vez hoy sabemos que el verano es un espacio para salir al aire libre con los hijos, con los amigos y sin duda, la naturaleza es una instancia que nos invita al recogimiento, reflexión y a desconectarnos y alejarnos de los ambientes urbanos que muchas veces nos ciegan, nos anestesian y limitan una mirada amplia de la belleza que nos rodea. Estos espacios también tienen un aspecto emocional muy importante, porque muchas veces las emociones son en sí factores que despiertan las huellas en la mente y nuestro corazón de momentos que son inolvidables, lo que se relaciona directamente con experiencias emocionales. En este sentido, las emociones estéticas tienen que ver con esta mirada de que son una fuente natural desde la emoción más genuina y pura de los seres humanos frente a la belleza del entorno que nos rodea.
El hecho de vivir con nuestros hijos un atardecer y ser conscientes de esa belleza, nos invita como padres a agradecer las cosas simples de la vida, pero al mismo tiempo les estamos dando a los niños la posibilidad de asombrarse, de hacer propias y reconocer emociones facilitadoras que aportaran a su bienestar integral. Otro ejemplo que puede pasar inadvertido por los adultos es un acto de magia, infaltable en un cumpleaños infantil, los invito a hacer la prueba, y vean la cara de asombro y sorpresa cuando los niños sentados en primera fila creen ingenuamente que un mago es capaz de hacer desaparecer un conejo, ese momento les aseguro será recordado por mucho tiempo para esos pequeños.
Por otro lado, las emociones estéticas tienen en común el concepto de fluir, dentro de este florecimiento personal, el objetivo es aprenderá disfrutar mejor el aquí y el ahora. Finalmente, sabemos que estamos viviendo tiempos difíciles donde quizás salir en familia y ver un atardecer en la playa no será posible, pero ahí está el poder de reinventarse de los padres, donde a pesar de tener todo en contra, viviendo una crisis sanitaria a nivel mundial, podamos seguir viendo con los ojos del corazón y encontrar la belleza en lo simple que rodea nuestras vidas velando por el bienestar de nuestros hijos.
EMOCIONES EN LAS RELACIONES DE PAREJA
Emociones en las relaciones de pareja
¿Cuáles son las Emociones que rodean las relaciones de pareja? Uno de los aspectos que últimamente me ha tocado reflexionar es respecto a cómo la familia siendo el núcleo principal de una sociedad, muchas veces se ve enfrentado a un mundo emocional vinculado a las relaciones de pareja.
Si una pareja está inestable o tiene problemas de relaciones interpersonales, va a afectar indudablemente la relación con los hijos. Sabemos hoy en día, que uno de los factores más relevantes en los estilos de crianza es como los padres tanto madre como padre, son entes modeladores del comportamiento y las conductas que van asociados al vínculo con los hijos.
Por lo tanto, el trabajo que tenemos que hacer ahí, es muy importante y nace y se fortalece desde el amor. Una relación de pareja que se construye desde el amor puede ser muy significativa, pero requiere además pasión, si no hay vínculos más allá de los hijos, va a generar un deterioro en la relación. Por eso, es tan importante generar y trabajar los vínculos diariamente, para poder transitar en el fortalecimiento de los vínculos afectivos con los hijos, pero en esta columna particularmente, me quise enfrentar a un aspecto que es central respecto a la relación que se genera desde la mirada de la pareja.
¿Qué emociones que rodean las relaciones de pareja?
Quiero partir comentando respecto a la mirada del amor, que, sin duda, como definición podemos identificar esta emoción como el cariño y afecto hacia otra persona, el amor transita en compañía de los demás, siempre nos permite entregarnos y bien cuidar al otro desde el cariño, para que uno se sienta contenido y querido. El amor es la expresión más genuina de cariño hacia otra persona, pero muchas veces el amor genera miedo para muchas parejas, les resta energía, por evitar sentir amor afectamos la vida de pareja y obviamente el miedo nos aleja de los otros. Cuando el amor sin duda, debe unir y conectar a las parejas, para que puedan vivir la experiencia de ser amados y amar a la persona elegida. Por lo mismo, muchas parejas deberían preguntarse qué tan dispuestos están a vivir la vulnerabilidad que implica tener el amor en cada una de las parejas. En este escenario, es muy importante, lograr estabilizar a la pareja desde el reconocimiento de nuestras propias emociones. Uno de los aspectos más complejos es cuando las parejas se ven enfrentados a situaciones que se generan desde los celos. Como definición y trabajo emocional podríamos decir, que por lo demás, me encanta este concepto, está en las cartas de las danzas de las emociones, y que dice … Los celos aparecen cuando existe la amenaza de perder a un ser que tú amas y que los celos danzan con la rabia y el miedo. Muchas veces, nos ayudan a proteger lo que es de nosotros y la integridad como personas. Pero, hay que tener la precaución que muchas veces los celos nos hacen daño, porque nos hacen creen que somos menos que otras personas, bajando nuestra autoestima y haciéndonos ver las cosas desde la vereda de la desconfianza.
Por lo tanto, la pregunta que deberían hacerse las parejas es ¿Cuáles son los costos que tienen las parejas por vivir bajo la sospecha de estos celos? En este sentido es importante comprender que la tristeza viene siendo un factor determinante en las relaciones de pareja. Cuando una pareja vive rodeada de celos genera mal humor, por lo tanto, este tiñe la relación desde el pesimismo e insatisfacción por el otro. Imagínense lo importante de este factor, y también el pesimismo, y el mal humor nos regalan la capacidad crítica y auto exigencia, y la convicción para lograr aquello que queremos, solo debemos cuidar que estos estados no sean permanentes, ya que el mal humor nos pone en alerta y tensión.
Entonces, la invitación que les hago en relación a la emoción del mal humor es a soltar, fluir, disfrutar la vida y contagiar emociones que sean luminosas para el fortalecimiento de las emociones. Este mismo recorrido vinculando la emoción de los celos que van generando o los conflictos relacionales que tenemos en la pareja, aparece una emoción que también es muy importante considerar, como lo es la tristeza, porque esta emoción nos da un tiempo para poder conectar con la pérdida o la eventual pérdida que podríamos tener frente a lo que generan los celos. Pues, danzan en la quietud y el silencio y nos invitan a escucharlos para saber lo que es importante para cada uno de nosotros. Muchas veces cuando estamos tristes, solemos estar bajo tierra, escondernos, pues nos invitan a reflexionar, pero además nos afecta porque baja la productividad, nos afecta en el compromiso y creatividad, pero, por otro lado, nos hace un aprendizaje valioso porque nos permite cicatrizar heridas y renacer de nuevo para poder potenciar nuestras relaciones. La tristeza en si misma nos invita al recogimiento, la reflexión y a salir fortalecidos de momentos adversos. Muchas veces cuando vivimos tristeza caemos en una emoción que, en ocasiones, es el conector entre estos aspectos; el abatimiento, siendo la fuga de la energía que pasa desde la falta de voluntad por querer hacer las cosas, a pesar de las rutinas, pues nos quiebra el alma, ya que estamos en una situación desprovista. Por lo tanto, del abatimiento caemos al desánimo, decaimiento y cuando vivimos en los celos, nos lleva a desistir, a perder el objetivo, y nos invita a explorar en nosotros mismos con nuestros recursos personales que nos permiten recobrar las energías. Por lo tanto, el abatimiento si lo podemos trabajar desde lo positivo, podemos enfocarnos en la perseverancia.
Todos quienes hemos vivido algún proceso de crisis de pareja, también nos ha pasado que nos invade una emoción que nos afecta; la amargura. La amargura es un escudo que solemos tener para protegernos del daño que podamos recibir de las personas que nos rodean, pero a veces no nos damos cuenta y nos lleva a mirar desde el mal humor como consecuencia de no poder liberar el dolor a tiempo. Cuando yo vivo desde la amargura, le estoy poniendo una traba a la reflexión y a poder salir fortalecido de estos momentos difíciles e incluso de aquellas heridas que me están resultando difíciles de sanar.
Cómo este es un trabajo que requiere de una toma de conciencia emocional desde la pareja y como seres reguladores frente a los hijos, cuando vivimos celos muchas veces infundados o producto de una traición, caemos en la desilusión, que es una emociona que, sin duda, nos habla de despertar de aquellos sueños de las fantasías que habíamos proyectado en el otro. Es decir, nos trae de vuelta a una mirada desde la realidad, para mostrarnos como son las cosas y desde ahí construir una mirada mucho más propositiva de los sueños y plantear anhelos en aquellos espacios que fueron truncados por esta desilusión.
Por lo tanto, la desilusión es la verdad que necesitamos tener para entender y comprender, sin tener que perder el amor, porque quizás de esa misma desilusión proyectar una nueva experiencia. Muchas veces tenemos que aceptar desilusiones para poder dar un cambio de hoja para avanzar y recorrer un nuevo camino. En estos procesos que incluye la negación o las otras emociones mencionadas anteriormente, muchas veces cuando vivimos procesos de quiebres de pareja o desilusión, también caemos en la negación, y es vista como esa venda que nos impide ver la realidad aunque la tengamos al frente y esto pasa porque la negación nos resguarda y nos da tranquilidad que buscamos, pero esta también nos regala un espacio para que podamos fortalecernos y enfrentar poco a poco lo que nos está generando dolor, pero, hay que tener claro que la negación nos va a permitir tener tiempo con nosotros mismo y ayudarnos a evitar el conflicto. La pregunta final que invito a realizarse y no solo con nosotros mismos sino también con sus parejas … ¿Qué podemos trabajar en nosotros para enfrentar lo que nos cuesta enfrentar desde la mirada de las parejas?
Como reflexión, quiero trabajar estas dos últimas emociones que nos permitirán reflexionar en base a dos aspectos importantes: La emoción del desapego puede generar un aspecto esencial porque es lograr soltar lo pasado para recuperar nuestra libertad e independencia poniendo foco en nuestras metas y aspiraciones como seres humanos y fortalecer nuestras relaciones con nuestros vínculos más significativos. El desapego nos invita a aprender con la capacidad de amar para que podamos cultivar relaciones más sanas con nosotros mismos y los demás, pero es importante trabajar el desapego porque nos puede abrir las alas cuando muchas veces miramos desde las carencias que tenemos en el dar y recibir. Por lo tanto, sería importante preguntarse ¿Cuáles son nuestras potencialidades que debemos trabajar para poder desapegar los aspectos que nos hacen daño?
Finalmente, una pequeña reflexión de cómo las emociones son obstaculizadoras y en este caso facilitadoras de nuestro bienestar, la emoción del fluir es aquella capacidad de encontrar aquello que nos hace feliz, el fluir nos invita a danzar con aquellos desafíos que se encuentren en concordancia con mis habilidades, el fluir nos invita al olvido del tiempo, permitiendo que suceda lo mejor en nosotros mismos en el tiempo presente, el fluir nos recuerda el poder de lo que podemos generar con una conexión genuina, haciendo lo que nos gusta, sintiéndonos libres y conectando con nosotros mismos.
Es importante continuar buscando en nuestras vidas, cuales son los aspectos que nos permiten fluir. Es importante también, analizar nuestros vínculos para que éstos permitan ser los cimientos y pilares para nuestros hijos, porque ahí está la esencia del bienestar emocional para lograr en el futuro seres más integrales.
¡Cuida las Emociones que rodean la relación con tu pareja!
Escrito por Arnaldo Canales.
Director Ejecutivo, Fundador de FLICH e Impulsor de la Ley de Educación Emocional
EL MIEDO REAL Y EL MIEDO IMAGINARIO EN NIÑOS
El miedo real y el miedo imaginario en niños
Sabemos hoy en día que el Coronavirus tiene en vilo a la sociedad chilena y al mundo. Se cree que uno de los grandes problemas que ha presentado gran parte de la ciudadanía; madres, padres y niños durante la pandemia es “ansiedad”, definición que muchas veces confunde y más aún cuando se trata de niños. Este concepto está estrictamente relacionado con una emoción básica: EL MIEDO. Hay una clara diferencia entre miedo real y miedo imaginario. La similitud; el impacto que ambas pueden tener en nuestras vidas.
En el caso del coronavirus todos sabemos que es identificable, es decir, sabemos y tenemos una causa real y concreta que está determinada por su origen, además sabemos que el tratamiento es el autocuidado, tenemos que respetar las distintas medidas preventivas, las que han sido repetidas desde el día uno de su conocimiento. Muchas veces a través del miedo hemos generado este hábito tanto en adultos como en nuestros hijos. Al ser un miedo real nos genera preocupación, la que dura por un breve tiempo hasta que activamos las medidas de resguardo. Por otro lado, cuando uno está en su casa protegido con sus hijos y respetando todas las medidas de higiene difundidas y continúa diciendo que tiene miedo, ese tipo de miedo pasa de ser real a un miedo imaginario, ya que si bien estamos protegimos aún creemos que podría pasarnos algo.
Gran parte de estos problemas relacionados al miedo imaginario terminan siendo aquellos miedos que desconocemos, que son muy improbables que ocurran y que están alimentados exclusivamente por nuestra mente. Esto quiere decir que ideamos un miedo y le asignamos un poder a través de nuestro relato interno, tenemos un auto diálogo constante que nos está diciendo ¿Y qué pasaría si no me cuido? ¿Y si me cuido, pero igual me contagio? ¿Y… sí?
Entonces… ¿Cuál es la diferencia entre el miedo real y el miedo imaginario?
El miedo real es identificable, tiene un nombre, las causas son externas, la emoción que genera es preocupación, la duración es sobre el estímulo que se genera y la gravedad es menor siempre y cuando tengamos un tratamiento con estrategias que permitan bajar este nivel de estrés. En el miedo imaginario; el principal problema es que le asignamos poder a este miedo dándole paso a la ansiedad. El origen de la ansiedad es difuso, las casusas son internas, están en nuestra mente, la emoción que genera es el miedo, y la gravedad es de mayor duración, se alarga en el tiempo mientras persista este miedo imaginario.
La emoción del miedo al ser una de las seis emociones básicas, está presente en adultos y niños, y en ambos casos es esencial reconocerlo, y validarlo. Si nuestros hijos nos dicen que le da miedo la oscuridad, por ejemplo, debemos detener lo que estemos haciendo, escucharlos, contenerlos y explicarles que no es malo tener miedo, no olvidemos que las emociones son facilitadoras y obstaculizadoras del bienestar, por lo mismo, es tan necesario establecer este dialogo reflexivo para determinar si ese temor presenta una amenaza real o no para nuestros hijos. El miedo es un desbalance de mis recursos frente a una amenaza, y su función es ayudarnos a adaptarnos mejor al contexto, aumentando así las probabilidades de supervivencia. Gracias al miedo, ante un peligro adoptamos la estrategia oportuna para sobrevivir, que normalmente suele ser huir del peligro si es posible.
Muchas veces hemos escuchado o expresado citas como “morir de frío”, “tengo los pelos de punta”, tener un nudo en la garganta”, entre otras, todas ellas son respuestas fisiológicas de la emoción que se experimenta ante una amenaza, o una situación de peligro. Para Rafael Bisquerra (2014):
«EL miedo nos sitúa ante la posibilidad de perder lo que más deseamos, que es la vida. Lo cual es realmente apasionante».
Enfocándonos en los niños, se podría conversar con ellos poniendo ejemplos cotidianos en relación a miedo real e imaginario: Que pasaría si escucho un ruido en la puerta de mi casa y al abrirla me encuentro un perro Rottweiler gigante a punto de atacar. Lo que haría es cerrar la puerta rápidamente para que el perro no muerda. En este ejemplo encontramos un desbalance de los recursos (velocidad, fuerza y destreza) frente a esa amenaza que tengo al frente. Automáticamente, en microsegundos mi cuerpo y la emoción que está asociada a este estimulo externo, el miedo, me hace reaccionar para mi autocuidado y protección. Por lo tanto, me protege, aquí estamos exponiendo un ejemplo de miedo real.
Mismo ejemplo, pero con un Rottweiler de un mes de vida, un cachorrito, probablemente afloraría una emoción, también básica; la ternura. Ahí nuestra emoción identifica que no hay un desbalance, nuestros recursos son mayores que la amenaza que tengo al frente. Las emociones tienen como definición la protección y el autocuidado y nos permiten salvaguardar nuestra vida. Como lo mencioné anteriormente, cuando hablamos de miedo con nuestros hijos, es esencial diferenciar miedos reales v/s miedos imaginarios, esto nos permitirá transitar de una forma mucho más genuina en nuestro mundo emocional.
Recordemos que todos los niños experimentan miedo en alguna etapa del desarrollo, ya que a medida que exploran el mundo que los rodea, van adquiriendo experiencias y deben enfrentar situaciones desconocidas, muchas veces alejados de sus figuras significativas, un ejemplo de aquello es cuando debemos como padres y por motivos laborales, la mayoría de las veces, dejar a nuestros hijos en sala cuna o jardín infantil. Existen estudios que muestran que entre los 6 y 12 años el miedo que más se repite en los niños es a la oscuridad. Entre los 6 y 8 años los miedos son más fluctuantes, en la mayoría de los casos son leves y disminuyen en el tiempo. Uno de los miedos más significativos en este rango más cercano a los 7 años aproximadamente, es el miedo a la muerte, ya que los niños comienzan a entender qué es la muerte, y que es permanente e irreversible, de inmediato piensan que los padres pueden morir, es por esto, que conversar de temáticas así debe ser de la forma más natural posible y no ser considerados dentro de la familia como un tema tabú.
Los miedos son parte de la vida, y son respuestas a amenazas reales o imaginarias percibidas por niños y adultos. En el caso de los primeros, y relacionado con la situación que estamos viviendo actualmente con el Coronavirus, a continuación, se detallan las siguientes sugerencias:
- Primero, escuchemos la emoción que está experimentando nuestro hijo o hija, posteriormente demos la tranquilidad necesaria con un tono armónico, explicando la situación real.
- Señalemos las medidas que se están tomando tanto a nivel mundial como familiar para resguardar la integridad de todas las personas.
- Todo dialogo reflexivo que tengamos con nuestros hijos, debe ser con un lenguaje sencillo, claro y amigable. Si utilizamos palabras complejas o duras, obviamente no estaremos brindando tranquilidad a los pequeños.
- Cuando nuestros hijos expresen sus miedos, sean reales o imaginarios, no los ridiculicemos ni burlemos de ellos, menos frente a otras personas.
- Finalmente, por ningún motivo obliguemos a los niños que sean “valientes”. De manera gradual y con nuestro apoyo podrán superar sus miedos. No olvidemos que una crianza respetuosa es responsabilidad de nosotros, los padres.
ANTICIPARSE A LOS PROBLEMAS DE SALUD
Anticiparse a los problemas de salud mental
Recientemente el psiquiatra Alberto Larraín abordó en una entrevista la glosa de salud mental en la Ley de Presupuestos 2022, evidenciando el nulo incremento en el financiamiento en esta materia, situación que refleja uno de nuestros grandes problemas como sociedad por cuanto la salud mental hoy en día está concebida desde una perspectiva paliativa, motivo por el cual constantemente afrontamos tarde los problemas emocionales de los chilenos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que el presupuesto mínimo para ítem salud mental en el presupuesto global de la cartera debe ser de al menos un 6% del total, en tanto que en Chile está cifra apenas supera el 2,2%; mientras que cifras como la tasa anual de suicidios, violencia intrafamiliar o el porcentaje de licencias médicas producto de trastornos como ansiedad, depresión o estrés, van en aumento.
¿Qué importancia tiene la salud mental en nuestro diario vivir?
La salud mental impacta en todas las dimensiones de nuestra vida a diario. Asimismo, junto con vincularse con la ausencia de una enfermedad de esta índole, también compromete un amplio rango de conductas, emociones, cogniciones y aptitudes, hecho que en términos generales implica que las personas que gozan de buena salud mental se sienten bien, toleran grados razonables de presión, se adaptan a circunstancias cambiantes, disfrutan de buenas relaciones personales y son capaces de trabajar de acuerdo con su capacidad.
La educación emocional busca adelantarse a la enfermedad evitando así una serie de problemáticas de la sociedad actual, por cuanto promueve y potencia el auto diálogo positivo y afectuoso, más aún cuando consideramos que el dialogo interno de los chilenos es muy castigador y que el 90 % de las conversaciones que tenemos son internas, en tanto que sólo el 10% las verbalizamos; por lo que, si trabajamos la educación emocional con tiempo y desde pequeños podremos anticiparnos a aquellos trastornos que hoy amenazan el futuro de la salud mental de los chilenos.
Es por ello que hoy resulta impostergable para nuestro país la implementación de políticas públicas destinadas a asegurar una adecuada salud mental a todos sus ciudadanos, siendo este el punto en donde nuevamente resulta imprescindible reflexionar sobre la importancia de la educación emocional, entendiendo primeramente que ésta no es propiedad ni labor exclusiva de psicólogos, psicopedagogos y/u orientadores; todos los profesionales de la educación tienen una labor relevante en el desarrollo de los vínculos afectivos y emocionales de los niños y niñas, pero sobre todo este es un trabajo que tienen que hacer con los padres y con sus estilos de crianza.
Podemos hacer el cambio
Si bien los cambios en las políticas públicas se ven a largo plazo, si incorporáramos hoy la educación emocional en la primera infancia, implementáramos escuela para padres y formáramos a los docentes en estos temas para apoyarlos en su trabajo permanente con los estudiantes, tendríamos en diez años una sociedad totalmente distinta, una en la que se potencia la resiliencia y se previenen flagelos como el consumo de drogas, la violencia intrafamiliar, los altos índices de trastornos de salud mental, entre otros.
No queremos seguir impulsando presupuestos que ataquen enfermedades. Necesitamos prevenir estos males y para ello es imperativo poder entregarles a los ciudadanos desde pequeños las herramientas para que puedan disponer de cierto conocimiento es momentos adversos. La pregunta es ¿y si avanzamos y empezamos a trabajar en la prevención?
Arnaldo Canales
Director Ejecutivo de la Fundación Liderazgo Chile